Por Danny Canales

dcanales@inversióninmobiliariacr.com

Foto: Un tren eléctrico elevado que opere con dos vías en la Gran Área Metropolitana es la principal promesa de Carlos Alvarado, nuevo presidente de Costa Rica.

Construir un tren eléctrico y sacar las paradas de buses del centro de la capital para, a cambio, poner en marcha un modelo de transporte moderno y limpio, es el principal compromiso que asumió el nuevo presidente de Costa Rica a sus ciudadanos.

Son las dos obras prominentes en su discurso de toma de posesión de este martes 8 de mayo, dentro de una política integral de transporte.
La necesidad de devolverle fluidez al transporte público es uno de los grandes retos de este país centroamericano que ha visto como en tres décadas la flota vehicular ha crecido en un 600%, mientras la construcción de nuevas rutas se ha estancado.

Además es una política que va de la mano con el programa de modernización de las principales ciudades para estimular su reploblamiento.

De ambos proyectos de transporte masivo anunciados por el presidente Alvarado hay diagnósticos por doquier. El tren muestra un mejor panorama sobre el ordenamiento del transporte de buses; este último programa ha vencido a los últimos cuatro gobierno.
En cuanto al tren, el más reciente estudio estimó su costo entre $1.800 y $2.000 millones. El desafío del Presidente es comenzar con las obras en 2021 para tenerlo listo para antes de que finalice su gestión, en mayo de 2022.

Consiste en un moderno sistema ferroviario elevado que funcionará a base de energía eléctrica y para el cual se contará con el apoyo de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz.
En su primera etapa abarcará casi 90 kilómetros en las cuatro provincias que conforman la Gran Área Metropolitana.
Si bien utilizará el derecho de vía del rudimentario sistema ferroviario que opera actualmente, el nuevo modelo contarán con dos vías, una para cada sentido.

Como muestra de la prioridad que tiene el nuevo gobierno con el tren eléctrico es que el presidente mantuvo a Elizabeth Briceño, al frente del Instituto Costarricense de Ferrocarriles.

Otra buena señal es que Carlos Alvarado inició las gestiones a favor de la obra apenas se supo presidente electo, un mes antes de asumir funciones.
En cuanto al ordenamiento vial, hay estudios desde finales del siglo anterior que plantea lo que se le ha llamado "sectorización del transporte público".

Consiste en un sistema semejante al implementado en Curitiba de Brasil y en Bogotá de Colombia que da la exclusividad a una ruta de buses para que opere en el centro comercial de la capital.

La intención es que ese sistema cuenta con carriles exclusivos, andenes modernos e inclusivos y, ojalá, que opere con unidades eléctricas.

También incluye ramales con terminales periféricas, que no es más que rutas secundarias que son las encargadas de trasladar a los usuarios desde sus comunidades hasta las estaciones del servicio exclusivo capitalino.

Modernizar el sistema de buses se hace urgente en la capital costarricense partiendo de por día ingresan más de mil unidades, ya que el modelo actual le permite a casi todas las rutas ingresar al casco comercial y, una mayoría, utiliza las propias carreteras como terminales.
Esa realidad provoca un caos vial constante en el corazón josefino, con el agravante de que muchos de los conductores de autobuses irrespetan las señales de tránsito y contribuyen a un mayor colapso.

Históricamente la sectorización del transporte público ha chocado contra la negativa de los empresarios transportistas de ponerse de acuerdo para crear una sociedad que opere el nuevo sistema.

Sin embargo, Carlos Alvarado tiene la gran ventaja de que las concesiones de autobuses vencen en su gobierno lo que le facilitará poner orden haciendo un borrón y cuenta nueva.