Por Mónica Del Castillo
mdelcastillo@inversioninmobiliariacr.com
Imagen: Caracter ilustrativo (Cortesía de Freepik)
Considerando que recurrentemente aparecerán nuevas oleadas del covid-19 y que, de acuerdo con los Indicadores Demográficos Interactivos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la población al año 2022 fue de 660.3 millones y para el año 2030 crecerá con aproximadamente más de 30 millones de habitantes, en el campo de la salud, la población de América Latina y el Caribe presenta desafíos que, junto a los impactos generados por la pandemia, no son nada alentadores.
Particularmente, en una circunstancia de incertidumbre el reto de orientar y guiar los futuros de la salud es cada vez más complejo y tortuoso. El análisis de la demanda actual y futura de los servicios de salud depende de un arcoíris de variables, denominados también determinantes sociales, condicionados a la capacidad de soporte del país y del sistema de salud correspondiente (sin olvidar que una de las mayores debilidades de los sistemas de salud de la región latinoamericana es su perfil de fragmentación o segmentación).
De acuerdo a un análisis del Arq. Luis Enrique López Cardiel, director del Centro de Investigación y Desarrollo de Futuros (CEIDFU); coordinador ejecutivo del Comité Mexicano para la Práctica Internacional de la Arquitectura (COMPIAR) y expresidente de la Sociedad Mexicana de Arquitectos Especializados en Salud (SMAES), estos sistemas de salud incluyen variables o determinantes de corte social (la cantidad de población, los hábitos y los estilos de vida), epidemiológicos (como las enfermedades, cobertura, medicamentos y los riesgos de morbilidad), ambientales (como los energéticos y la contaminación), las condiciones económicas (como los ingresos, el modelo de atención, el gasto de bolsillo, las tecnologías apropiadas y la infraestructura), así como el sistema político-ideológico y su correspondiente gobernabilidad para establecer el orden y la jerarquía de las políticas públicas, entre otros.
Como parte de estos análisis, la infraestructura física para la salud cuenta con su propio universo, público y privado, en la que se incluyen desde oficinas administrativas, centros de enseñanza, de investigación, de promoción a la salud y producción farmacéutica, entre otros, destacando por supuesto, las unidades de atención a la enfermedad con inmuebles de consulta externa o atención primaria, clínicas de diagnóstico y tratamiento, hospitales generales, hospitales monotemáticos o de alta especialidad, hasta centros médicos o complejos hospitalarios, por citar algunos.
Datos de la empresa de data Statista (2022) el índice promedio en América Latina y el Caribe es de 2.14 camas por cada 1,000 habitantes, mientras que en los países de la OCDE es 4.7 camas promedio. Lo anterior representa que en la región se cuenta con un aproximado de 1.4 millones de camas censables, necesitando un poco más del doble para alcanzar el promedio de los países de la OCDE.
“Lo anterior representa, para el mediano y largo plazo, una cuesta hacia arriba imposible de alcanzar, por tanto, la capacidad de la infraestructura física existente se convierte en un recurso de gran valor estratégico. Sin embargo, una gran parte de esta infraestructura fue construida a partir de mediados del siglo XX, contando con un promedio estimado de entre 40 a 50 años de vida útil, lo que significa que además del reto en su conservación y mantenimiento, el desarrollo tecnológico nos obliga a construir programas permanentes de sustitución de aparatos y equipamiento médico obsoleto por los denominados de punta o recientes”, indicó para Inversión Inmobiliaria, el Arq. López Cardiel.
Además, añadió, gran parte de los ejercicios de prospectiva relacionados a los sistemas de salud y sus correspondientes políticas públicas, se basan en las mismas variables que se analizaban a finales del siglo XX, entre los que se destacan: los derechos del paciente como centro; la medicina preventiva; el archivo clínico electrónico; internet de las cosas; los datos como fuente del modelo operativo; la telemedicina o la medicina a distancia; el genoma humano; la nanotecnología; la realidad aumentada; y la robótica, entre otros.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LOS HOSPITALES
Con varias excepciones, se incorpora la variable de la inteligencia artificial (IA), refiriéndolo como un nivel de avance tecnológico que se confunde con el avance de la comunicación, la información o del Big Data (como por ejemplo el Chat GPT), sin considerar o dimensionar su trascendente alcance, valía e impacto de su aplicación en las políticas públicas de la salud y el bienestar.
“En el campo de la infraestructura física para la salud, los principales portadores de futuros se compondrán bajo el concepto de un mejoramiento integral a través de la arquIA, que tendrá como herramienta para el mejoramiento de la planificación de las redes de infraestructura, la hiperconectividad y la transversalidad de los subsistemas de salud a la arquiDATActura, y la herramienta que se refieren a la incursión de los modelos operativos y de atención a través de las redes sociales y el internet de las cosas (IoT) con la METArquitectura”, destacó el Arq. Luis Enrique López Cardiel, director del Centro de Investigación y Desarrollo de Futuros (CEIDFU), coordinador ejecutivo del Comité Mexicano para la Practica Internacional de la Arquitectura (COMPIAR) y Expresidente de la Sociedad Mexicana de Arquitectos Especializados en Salud (SMAES).
TELE-MEDICINA
Un estudio de Deloitte denominado El Futuro de la Salud en América Latina: Hospitales del Futuro, destaca una encuesta a consumidores en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México, que evaluó el estado actual del cuidado de la salud, detectando que es limitado, ya que se descubrieron barreras de conectividad debido a la disparidad de clases sociales y el alto costo que representa para algunos consumidores adquirir un dispositivo o servicio de internet.
Deloitte observó que la pandemia empujó al sector salud a redefinir y rediseñar los modelos de operación y la tele-medicina ha sido adoptada como una herramienta clave en los programas para proporcionar acceso universal a la salud y cerrar la brecha entre las áreas urbanas y rurales.
En los últimos años surgieron tecnologías de la salud (healthtechs) y otras herramientas en toda la región latinoamericana para darle seguimiento a la salud de los pacientes, por lo que los hospitales se han transformado en sus modelos de negocios hacia la atención especializada, holística, espiritual y financiera de la comunidad y adaptando tecnología para ser virtuales, es decir, hospitales sin paredes.
Los healthtechs, según la investigación de Deloitte Econosignal, recibieron un aumento de seis veces la inversión de venture capital en 2020, comparado con 2019, pasando de 16 millones a 99 millones de dólares. Brasil es el país de la región que ha visto dispararse el número de healthtechs en 16% entre 2019 y 2022.
En este sentido, la tecnología juega un papel fundamental con centros de comando digital que proporcionarán a los hospitales la capacidad de predecir y determinar las necesidades internas como el uso de big data de la comunidad, el uso de robótica, de inteligencia artificial, los espacios físicos se transforman en inteligentes y flexibles y podrán ser reutilizados, ya que no albergarán a un gran número de pacientes o médicos dentro de las instalaciones y se podrá reducir la huella climática.
Algunos países de América Latina han implementado las tele-consultas como consecuencia de la pandemia o como parte de un plan digital de salud, que han permitido obtener una segunda opinión profesional.
Es evidente, señaló el estudio de Deloitte, que América Latina avanza hacia el futuro donde la tecnología y las alianzas con facilitadores son claves en la prestación de los servicios de salud con nuevos dispositivos biomédicos, sensores y sistemas de información equipados con alta conectividad para compartir datos que darán respuesta a los consumidores que demandan servicios de alta especialidad.
Por lo tanto, se alienta a las organizaciones a reconocer diferentes grupos de consumidores y diseñar programas y procesos que los lleven a satisfacer las necesidades de cada individuo. Además, es importante destacar lo esencial que es reducir el costo del acceso a la conectividad en América Latina, mientras que los esfuerzos para elevar la cultura digital se llevan a cabo con el objetivo de impulsar la equidad en salud frente a un nuevo ecosistema impulsado por la tecnología.
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TELE-EPIDEMIOLOGIA ESPACIAL
En el pasado XVIII Congreso Internacional “Hospital del Futuro”, realizado en la Ciudad de México, la doctora en física aplicada y telecomunicaciones, Amanda Gómez, destacó que, además del uso de tecnología de punta, la atención hospitalaria será a través de los sistemas de la geografía de la salud y desde el espacio se podrá geo-posicionar la salud para predecir y prevenir enfermedades que afectan a la población a través de alteraciones de la temperatura del planeta, cultivos con mayor uso de fertilizantes, contaminación del agua y la movilidad de las personas.
Pronosticó que la atención a la salud se convertirá en la tele-epidemiología del futuro donde quienes viajen al espacio exterior contraerán nuevas enfermedades y la inteligencia artificial medirá esos cambios que se registren con el paso del tiempo, medida que se hará en tiempo real y a velocidades extraordinarias, y donde la hiperconectividad permitirá hacer las cosas mejor, más rápido y en beneficio de la humanidad.
SALAS DE OPERACIONES Y LA IA
Gabriel Hanssen, profesor asociado del departamento de Ciencia de la computación de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), indicó por su parte, que existe una sala de operaciones que se ha construido en el área de ciencia y tecnología de la Universidad de Trondheim, en Noruega, donde se aplica la IA en casos de enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cáncer.
“En un futuro cercano todos trabajaremos con la inteligencia artificial de una u otra forma, cada individuo tendrá su contraparte digital que ayudará a otros cuando ya no exista el original; se incrementará la medicina de precisión donde el tratamiento será personalizado y los algoritmos de la inteligencia artificial permitirán hacerlo automáticamente, mejorando la investigación en casos específicos”, apuntó el Dr. Hanssen.
CENTROS DE EMERGENCIA AUTOMATIZADOS
Luis Malló, Fundador y CEO de las compañías Alebat Education, Inspiria y Knotgroup, subrayó que los centros de emergencia evolucionan hacia la automatización en donde no intervendrá un operador humano. Se harán servicios digitalizados, conectados e inteligentes para el desarrollo de la atención del siniestro, ya que un centro de emergencia es un generador de datos. En Estados Unidos la inteligencia artificial ha permitido reducir la intervención de las diferentes agencias a 45 segundos la atención de un incidente, que representan la diferencia entre morir o vivir. Por esa razón el gobierno norteamericano ha destinado fuertes inversiones para el proyecto 911 Nueva Generación (NG911) que incluirá tecnologías de AI.
De acuerdo con información de 911.gov, el éxito y la confiabilidad del 911 mejorarán en gran medida con la implementación de NG911, ya que optimizará los servicios del número de emergencia para crear un sistema más rápido y resistente que permita que la voz, las fotos, los videos y los mensajes de texto fluyan sin problemas del público y perfeccionará la capacidad de los puntos de respuesta de seguridad pública para ayudar a administrar la sobrecarga de llamadas, los desastres naturales y la transferencia de llamadas al 911 en función de los datos de ubicación de la persona que llama.
Sin duda, hoy estamos ante una enorme oleada de propuestas de reformas al sector salud en la mayoría de los países de América Latina, y seguramente aparecerán poco a poco propuestas sobre el impacto de la Inteligencia Artificial, la robótica y otras tecnologías en las políticas públicas y de la salud.
FUENTES: COMPIAR (fcarm.org.mx/boletin-compiar-), SMAES (colegiodearquitectoscdmx.org/tag/smaes/), 911.gov (911.gov) y DELOITTE (www2.deloitte.com/)
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