Varios son los actores que llevan el pulso en la construcción de naves empresariales cada vez más sustentables, pero son los desarrolladores el primer eslabón de la cadena.
Integración del parque industrial a un ecosistema que privilegia a la naturaleza es cada vez más una realidad.
Por Andrea Rodríguez
arodriguez@inversioninmobiliariacr.com
El gerente general de la Zona Franca Metropolitana en Colombia, Jorge Salamanca, imagina en unos 10 años los parques industriales como edificaciones apenas siendo perceptibles entre el verde de la naturaleza. Alrededor de ellos, procesos de cero impactos ambientales sucediendo y, al mismo tiempo, comunidades y empleados beneficiándose de sinergias pensadas desde lo colectivo.
“Ya América Latina se metió en esa carrera”, sentencia Salamanca.
Lo que describe el gerente es lo que la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) define como un parque eco - industrial. Un concepto que llegó a la región para quedarse, pero que todavía está buscando la mejor hoja de ruta para desarrollarlo.
La ONUDI define un parque eco - industrial como “una comunidad de empresas de manufactura y servicios, ubicadas juntas en una propiedad común”.
El organismo añade: “las empresas miembros buscan mejorar el desempeño ambiental, económico y social a través de la colaboración en la gestión de asuntos ambientales y de recursos”.
Hoy los parques industriales ya dan muestras de cómo buscan cumplir con la conceptualización que la ONUDI describe. Y, es más, ya hablan de la evolución que ha tenido la industria para llegar a enfrentarse a ese concepto.
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Sin embargo, los desarrolladores de esos espacios en América Latina coinciden en que falta mucho camino por recorrer y que las alianzas con los gobiernos locales, con los gobiernos nacionales y la adopción de procesos enfocados en la tecnología y analítica de datos, entre otros, se vuelven imprescindibles para lograrlo.
[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title=""]Hoy, los parques industriales, son grandes industrias con muy poquito verde. En algunos años será mucho verde con algo de industria.[/quote]
Jorge Salamanca
Gerente General
Zona Franca Metropolitana, Colombia
Lo elemental
Hoy los acercamientos más constantes que tienen los parques al concepto que la ONUDI plantea están enfocados en el desempeño ambiental.
El gerente general en Aristos Real Estate de El Salvador, René Ramos, explica que elementos como el tema de tratamiento de aguas industriales como residuales, el reúso del agua, la instalación de energía renovable, la instalación de eco estaciones donde pueda haber una separación de materiales para su eventual reúso y el mismo uso de certificaciones tipo LEED son casi un hecho en cada construcción nueva.
“Para mi opinión ya un parque debe nacer así. El parque nuevo ya no debería ser opción que nazca sin ofrecer estos beneficios”, detalla Ramos.
Es más, Salamanca plantea el tema de los vertimientos y los pasivos ambientales como otras obviedades. “Hoy es responsabilidad mía tener controlado lo que pasó hace 50 años en mi terreno”. Según el gerente, si un desarrollador compra una bodega y antes fabricaban baterías de carros, por ejemplo, la compañía debe asegurarse que no hubo derrames de mercurio o contaminaciones acumuladas. “Ya eso es básico en el desarrollo”.
Tanto Ramos como Salamanca coinciden en que, si estos elementos no están contemplados desde un inicio, adaptarse a ellos en el futuro “saldría carísimo”.
[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title=""]El acoplarse será más caro, definitivamente, y cada vez más difícil porque son cosas que de una u otra forma ya viene implícita en los espacios parques industriales.[/quote]
René Ramos
Gerente general
Aristos Real Estate
Exigencias mundiales
Varias son las razones que motivan a que cada vez más parques nazcan con la idea de impactar poco o nada su entorno y, a la vez, que vayan asumiendo complejidades en el proceso.
En primer lugar, la concepción de tener una oferta sostenible nace desde los propios desarrolladores y de su visión de ser una empresa concebida como catalizadora de sustentabilidad. Ramos asegura que es el desarrollador el primero que debe tomar la decisión de que su parque va a nacer siendo sostenible.
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“Es cierto que hay desarrolladores en Latinoamérica que hemos empezado a desarrollar ideas alrededor de la sostenibilidad antes de que el mismo mercado lo empiece a solicitar o en los primeros movimientos del mercado. Tenemos desarrolladores pioneros”, menciona.
Laura Cruz, Gerente de Sostenibilidad en Corporación Garnier & Garnier, lo define más puntualmente y agrega que, en términos de sostenibilidad, lo que hace el desarrollador es ofrecer la infraestructura y las condiciones preexistentes para facilitar la toma de decisiones al cliente.
Cruz añade, y coincide con los otros especialistas consultados para este reportaje, que esa idea está muy ligada a las exigencias del mercado mismo.
“Yo creo que ese ha sido el interrogante, que nadie se quería responsabilizar: si el cliente no me lo pedía, yo no se lo daba. Pero alguien tiene que dar el paso adelante, por eso la suma de factores”, continúa la gerente.
En esta exigencia del mercado, son las empresas multinacionales, de todos los sectores, las que llevan el pulso de los desarrollos. “En general, están muy alineadas y eso nos ha abierto muchas posibilidades de hacer cosas ambiciosas en términos de sostenibilidad”, comenta Cruz.
Salamanca coincide y explica que la tendencia siempre la van marcando las grandes compañías, pues al tener distribuidas sus operaciones en distintas partes del mundo, esas diferentes operaciones vienen amarradas a programas específicos de responsabilidad social y de responsabilidad ambiental, por ejemplo. De este modo, esas compañías empiezan a irradiar sus requerimientos en aquellos países donde están o quieren llegar a establecerse.
El gerente señala que, por ejemplo, Colombia vivió esa presión del mercado hace unos 10 o 15 años con los servicios de logística. Para entonces, menciona Salamanca, no se encontraban bodegas de ciertas particularidades, de triple altura, con pisos extraplanos, “pero llegó un DHL y dijeron: yo quiero bodegas como las que tengo en cualquier país de Europa, entonces empezaron a construirse parques con esas características. Lo mismo empieza a pasar con el tema ambiental y las empresas dicen: para que yo esté en ese parque necesito cero huellas de plásticos porque si no me afecta mi indicador”, subraya.
Ir más allá
Son esas exigencias asumidas por los desarrolladores para estar a la vanguardia o presionadas por el mercado, las que hacen que la concepción de sustentabilidad se aleje de lo simple, de lo común.
La directora general de la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), Claudia Ávila, recuerda que el término sustentabilidad justamente se ha transformado a la aplicación de tres criterios básicos: Ambiente, Social y Gobernanza (ASG por sus siglas en inglés).
Según Ávila, en el caso de medio ambiente, las empresas deben buscar medir el ahorro de agua, energía y la emisión de gases de efecto invernadero. Detalla que ese, y todos los indicadores deben ser evaluados a través de indicadores y guías especializadas.
Justamente, la misma ONUDI cuenta con un manual de implementación para parques eco- industriales para ayudar a las partes interesadas, tanto en el sector privado como en el público, a poner en práctica el concepto de parque eco-industrial en parques industriales existentes o por desarrollar.
A nivel social, Ávila es enfática en que las nuevas políticas van más allá de apoyar una fundación o donar becas como normalmente se hace, sino que se trata de que el parque industrial impacte a la comunidad cercana y al desarrollo económico regional.
“Entonces hay comunidades marginadas al lado del parque donde pueden implementarse acciones más allá de sembrar árboles. Que sean más de largo plazo, por ejemplo: contribuir en construir escuelas de capacitación acordes a las vocaciones que están operando dentro del parque para que esa gente eventualmente tenga la posibilidad de empleo”, añade.
En este punto, Cruz, de Garnier, hace especial énfasis en cómo el componente social es uno de los primeros elementos diferenciadores en la nueva conceptualización de la sustentabilidad.
La Zona Franca La Lima, en Cartago, Costa Rica, es uno de los desarrollos que Garnier utiliza como referente para evidenciar las bondades de incorporar el elemento social en las políticas de sostenibilidad.
En ese proyecto, Cruz menciona que el tema de sostenibilidad incluye el bienestar de los colaboradores y ofrecer las mejores condiciones para ellos, pues las multinacionales vienen buscando talento humano y una vez que hay un grupo de empresas dentro del parque compiten por atraer el mejor talento. “Entonces nosotros tenemos que facilitarle a ese cliente que pueda ofrecer condiciones atractivas a sus usuarios”.
“En el caso de la zona franca La Lima, tenemos un plan de movilidad sostenible, construimos una ciclovía, por ejemplo, y todas las empresas tienen ciclo parqueos, unos 150 en total. Además, hay duchas y tenemos un comité con el gobierno local para conectar la ciclovía del centro de la provincia de Cartago con la zona industrial”, añade.
[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title=""]En el caso de la zona franca La Lima, tenemos un plan de movilidad sostenible, construimos una ciclovía, por ejemplo, y todas las empresas tienen ciclo parqueos, unos 150 en total.[/quote]
Laura Cruz
Gerente de Sostenibilidad
Corporación Garnier & Garnier
Según la gerente, la zona franca ya cuenta con casos de personas que ahorran un 8% del salario por dejar de pagar buses para trasladarse. “La gente lo valora mucho porque tiene que ver con la huella de carbono de nosotros en la operación, con la congestión vial y con la huella de carbono del país. Al mismo tiempo tiene que ver con el bienestar de las personas”.
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El otro criterio que para Ávila completa la triada de sostenibilidad es el de gobernanza y, según asevera, tiene que ver con el gobierno corporativo, con los mecanismos de cómo se relaciona la empresa con los empleados, con los accionistas y con la alta dirección.
“Tiene que ver con equidad de género y mecanismos de control. Y cuando hablamos de género no solo hablamos de mujer, sino de raza, de preferencia sexual, de religión. Esos son los criterios que si se llevan a cabo generan valor para la empresa y compartido para todos los grupos de intereses: comunidad aledaña, empleados y la sociedad en general”, comenta la directiva de AMPIP.
[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title=""]Aquí se trata de que el parque industrial impacte a la comunidad cercana, que su ubicación impacte el desarrollo económico regional.[/quote]
Claudia Ávila
Directora general
AMPIP, México
Tecnología y, ¿dinero?
Para alcanzar los criterios de sostenibilidad que mencionan los especialistas, la tecnología es quizá uno de los aliados que merece una atención especial.
Ramos, de El Salvador, opina que ese componente ya es visible en el eslabón más común de la cadena como el consumo energético, pero que a la fecha sus implicaciones son más robustas, como en los procesos de automatización y reducción de horarios.
A modo de ejemplo, Ramos menciona cómo uno de los parques industriales en su país utiliza la tecnología para el tema de seguridad a la entrada del edificio, permitiendo una reducción de las filas al ingreso del recinto.
Este mismo proceso lo describe Ávila, en México, y refuerza que hoy la tecnología genera datos que, una vez analizados, sirven para el análisis de los espacios, como medir el tráfico de camiones que entran y salen del parque y tener estrategias claras en horas pico.
“Muchos parques también utilizan aplicaciones para manejar su relación con los inquilinos, para firmar sus contratos de arrendamiento, para ver si pagan la renta. O bien, a través de la realidad virtual podés mostrar tu parque de forma virtual a un inversionista que está en Japón. Todos esos son ejemplos de por qué un parque debe ser inteligente además de sustentable”, recalca.
Con la tecnología en apogeo, y aún antes de ella, los defensores de que los procesos para la sostenibilidad son costosos no dejan de tener adeptos. No obstante, hay quienes defienden cada vez más que los procesos están migrando a un punto de conciencia social y ambiental, sin importar el factor económico.
Es más, Cruz, de Garnier, menciona que hay muchos elementos que tiene que ver con la conceptualización y que no necesariamente implican más costos. En Costa Rica, la organización trabaja un proyecto denominado El Respiro, que busca conectar a través de una especie de corredor biológico (de 16 hectáreas) varios puntos inmobiliarios en la capital del país.
“Ahí lo que nos cuesta es pensar diferente, no va a cambiar en que el edificio sea más o menos costoso, pero le va a agregar un montón de valor a los residentes de toda la zona, que son empresas multinacionales y área residencial”, destaca la gerente.
Cúmulo de beneficios
La ONUDI es contundente en que los tipos de beneficios económicos, ambientales y sociales de los parques eco-industriales varían considerablemente y van mucho más allá de los beneficios de los casos empresariales convencionales. En este punto, señala algunos factores llamados impulsores, donde sigue siendo el basado en la competitividad empresarial el más importante.
Además, las industrias que operan en parques eco-industriales bien diseñados y administrados están en mejor posición para aprovechar las ventajas de la eficiencia de los recursos, el valor agregado y las medidas de mitigación de riesgos y servicios disponibles a nivel de parque, cita la organización.
Ecologizar la oferta, las cadenas de valor y reducir los riesgos de negocio al reconocer que los riesgos ambientales y sociales son riesgos económicos, completan la lista de por qué apostar a este tipo de espacios.
“Los desarrolladores tenemos una parte de responsabilidad en ese desarrollo. Es que los parques [industriales] ya no son edificaciones donde solo había un cuadrado gris. Estamos metiendo arte, utilizamos especies autóctonas para la jardinería y monitoreamos el impacto de esas plantaciones con conteo de aves...”, dice Cruz.
Pendientes necesarios
Ponerse a la cabeza del desarrollo de la eco industria como región implica sinergias que todavía deben despegar. Además, también debe imperar la idea colectiva de que la sostenibilidad aplica al tema inmobiliario. En ese punto, es en el entendimiento con los gobiernos, locales y nacionales, donde deben centrarse los esfuerzos, aunque, claro está, no toda la responsabilidad debe recaer sobre ellos.
Ávila es del criterio de ver la sustentabilidad como parte de esa responsabilidad como individuo, como empresa y como comunidad, pero que existe una carencia de políticas públicas en la región que ralentizan el concepto.
Según la directiva, hay empresas en América Latina que están a la vanguardia a nivel de sustentabilidad y hay gobiernos que también se han comprometido a pactos multilaterales como el Acuerdo de París; por ejemplo, pero que las acciones de sostenibilidad siguen quedando por debajo de otros temas también prioritarios como la pobreza.
“Esos temas [pobreza] claro que deben atenderse, pero deberían hacerse en paralelo. Ante la falta de políticas públicas y de la limitación de los recursos del erario, los gobiernos rezagan las acciones. Es importante que nuestros gobiernos tengan una visión de largo plazo y puedan buscar el impacto social más allá de los intereses políticos”, comenta.
Cruz va más allá y lo explica como la necesidad de trabajar en la desconfianza que prevalece entre sectores, público y privado. “No hay otra que enfocarnos en objetivos comunes”. Obligaciones desde la ley para buscar la sustentabilidad como un norte en la industria y plantearse la necesidad de salir de las grandes ciudades en busca de un concepto que permee en todo un territorio es parte de los retos pendientes. Eso sí, el optimismo predomina en el sector.
“Uno cree que en América Latina nunca vamos a tener esas zonas o puertos de Ámsterdam, porque no va a existir el poder adquisitivo para pagarlas, que nunca va a existir esa demanda, pero hay que perderle el miedo a eso”, reitera Salamanca.
“Nosotros muchas veces le decimos a nuestros clientes: ¿en dónde está su casa matriz?, ¿dónde está lo que usted quisiera tener acá? Y nos vamos allá y tratamos de traerlo. El tema ambiental todavía es un tema por desarrollar, todavía no hemos llegado al tope”, concluye.
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