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Miércoles, 01 Junio 2022 20:38

Criptomonedas, blockchain: ¿Hacia dónde se mueve el mercado inmobiliario?

Mercado cripto alcanza los $3 billones.

Una de las mayores dificultades que enfrenta la implementación de las criptomonedas en los mercados es no ser consideradas un medio de pago legal.

Por Javier Adelfang, Economista
jadelfang@inversioninmobiliariacr.com


El año pasado, un comprador anónimo pagó $28 millones en criptomonedas por un penthouse en Miami, convirtiéndose en la transacción más alta en el mercado residencial norteamericano hecha con divisas no oficiales.

En Costa Rica, pese a que no tenemos cifras al respecto, las fuentes consultadas por este medio coinciden en que, si bien comparativamente son pocas, sí se dan transacciones de este tipo y que la tendencia, aunque baja, es creciente.

Y es que el mundo de las criptomonedas ha ido ganando peso, sobre todo a raíz de la pandemia, que aceleró su uso.

La enorme masa de emisión monetaria de los países desarrollados para sostener sus economías, sumado al aumento de la inflación del último año, han hecho crecer el número de usuarios de manera considerable.

A fines de 2021, alcanzó los 300 millones de personas, según cifras del portal crypto.com, y, extrapolando la tasa de crecimiento, la fuente espera que, a diciembre de 2022, sea de 1.000 millones.


Pero, ¿qué se esconde detrás de este fenómeno?

Las criptomonedas tienen el extraño privilegio de ser descentralizadas. No pertenecen a ningún país, no responden a ningún banco central, pueden moverse de una punta del mundo a la otra sin pasar por ninguna entidad financiera del sector formal y sin pagar costos de transferencias.

[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title="confirma Javier Flores, CEO de Bitex capital y Criptolab international"]El beneficio es que permite manejar grandes volúmenes de capital, con un gran margen de crecimiento, y se puede mover el dinero sin fronteras, sin rendir cuentas. No es devaluativo, no es inflacionario, no es represivo.[/quote]

Cabe aclarar que no se trata de una actividad ilegal, sino de una actividad aún no regulada en la mayoría de los países. Hasta cierto punto, podemos afirmar que las leyes han quedado obsoletas ante el cambio acelerado en las tecnologías de pago.

Por otro lado, ha quedado demostrado su altísima volatilidad. Mientras en marzo de 2017 un Bitcoin valía $1.079, el mismo mes del 2022 su valor era de $40 mil.

Los altos rendimientos han atraído a inversionistas de todo el mundo, convirtiendo al mundo cripto en un mercado cuya capitalización a fines del año pasado rondaba los $3 billones, según cifras de Bloomberg.

La cifra representa 48 veces el producto bruto interno de Costa Rica, y nos da una idea de la magnitud de lo que representa.

Un punto adicional que ha fortalecido al mundo cripto es el convencimiento de gran parte de sus usuarios de que este tipo de activos son dinero y tienen potencial para reemplazar al dólar.
Ese convencimiento ha llevado a que, poco a poco, muchos usuarios conserven su posición en cripto en vez de pasarse a dinero fiat.

Incluso para aquellos menos convencidos y que buscan menor volatilidad, existen las stablecoins que son criptomonedas que cotizan uno a uno con el dólar o con un conjunto de activos (por ejemplo commodities).

Ese mismo convencimiento es el que ha hecho que aumente la cantidad de empresas que aceptan pagos con Bitcoin o que tengan actividades relacionadas a las criptomonedas

Es el caso de Starbucks que, a través de la billetera digital Bakkt acepta el pago con bitcoins, o de Kentucky Fried Chicken, que en EEUU lanzó un menú especial para que sus clientes paguen con criptomonedas.

BBVA en Suiza, lanzó un sistema de compra-venta y custodia de bitcoins, y los gigantes Visa y Mastercard poseen actualmente tarjetas relacionadas a criptomonedas.

De hecho, el uso de tarjetas Visa asociadas a criptomonedas, alcanzó en Estados Unidos los $2,5 mil millones durante el primer trimestre del año fiscal 2022 (para EEUU comprende Octubre, noviembre y diciembre), según cifras publicadas por el medio CNBC.

Se trata entonces de un enorme mercado de capitales, cada vez con mayor autonomía, que abre una puerta de oportunidades para el sector inmobiliario, no solo por el valor que representa, sino también por la descentralización.

“El comprador no tiene fronteras, puede estar en cualquier parte del mundo, no necesita ser autorizado por un banco, no tiene que sujetarse a regulaciones de verificación crediticia” remata Flores.

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Terreno difícil

“En Costa Rica es posible comprar o vender un inmueble utilizando criptomonedas, pero la operación no puede registrarse como una compraventa, sino como una permuta, ya que el Banco Central no las reconoce como medio de pago legal”, según comenta Gonzalo Gutierrez, Partner de AG Legal y un especialista en el mundo cripto.

La “permuta” es el término legal para describir un trueque, por lo que la operación inmobiliaria queda registrada como un intercambio entre dos bienes: una persona entrega el inmueble y la otra las criptomonedas.

La valoración económica del intercambio quedará sujeta a lo que determinen las partes y será lo que se registre ante Hacienda.

La raíz del inconveniente es que en Costa Rica, así como en la mayoría de los países, las criptomonedas no se consideran un medio de pago legal.

Al respecto, el enfoque del Banco Central es de “tolerancia vigilante”, es decir que se tolera la existencia, circulación e intercambio de criptomonedas, pero no representan dinero de curso legal ni son activos que deban ser obligatoriamente aceptados como forma de pago.

Esto genera dificultades con los bancos, sobre todo cuando la persona que recibe las criptomonedas como forma de pago desea cambiarlas a dinero fiat y sumar el monto a su cuenta bancaria.

[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title="señala Gutierrez"]Hay un problema con los bancos nacionales porque, sobre todo por desconocimiento, no aceptan transacciones que provengan de criptomonedas. Entonces las partes tienen que ver cómo pasan dinero de una forma a la otra.[/quote]

Si los bancos rechazan fondos provenientes de transacciones con criptomonedas ponen en jaque al inversionista “conservador”, ya que las entidades financieras son el vínculo entre el mundo cripto y nuestra cuenta bancaria.


Pero ¿a qué se debe específicamente el rechazo? La falta de educación en criptoactivos es una de las principales barreras.

De hecho, una encuesta realizada por The Economist a 200 inversores institucionales reveló que el principal obstáculo para el uso de criptoactivos es el entendimiento sobre su funcionamiento.

Eso sí, no sólo se trata de educación. La volatilidad de las criptomonedas se señala también como un importante impedimento.

Sólo en el último año, la cotización de Bitcoin vivió movimientos intensos.

Haciendo un breve recuento, la divisa digital se cotizaba en abril del 2021 en $63 mil y para junio de ese mismo año en $33 mil. Y para febrero del 2022 se mantenía alrededor de los $40 mil.

Otra de las trabas mencionadas por los ejecutivos es la falta de regulación de los criptoactivos.

Mathew McDermott, Managing Director y Global Head de activos digitales de Goldman Sachs, afirma que “hoy el Bitcoin no es un medio de pago, sino más bien un activo en el que invertir”
Y ahí un hilo interesante del cual tirar para entender la problemática desde un punto de vista más teórico.

[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title=""]Para ser dinero, un activo debe cumplir con tres propiedades: ser aceptado como medio de cambio de aceptación masiva, ser unidad de medida (que permita medir los precios) y reserva de valor (es decir, que permita conservar el poder de compra) según se puede leer en El Capital de Karl Marx o en Economía Internacional de Paul Krugman.[/quote]

Y gran parte de estas propiedades se respaldan en la confianza. Desde el abandono del patrón oro, la confianza ha recaído en los bancos centrales de cada país, sobre todo en la Reserva Federal de Estados Unidos, que es la que respalda al dólar.

Pero si las personas volcaran su confianza masivamente en el Bitcoin o cualquier otra criptomoneda, ellas podrían pasar a ser dinero.

La falta de entendimiento del funcionamiento, junto con algunos problemas técnicos como la insuficiente velocidad de procesamiento de las transacciones a través del minado, ponen, al menos por ahora, un coto al uso de criptomonedas y su función como dinero y, por lo tanto, como medio de pago.

Sin embargo, la incertidumbre respecto a los conflictos, el continuo avance de las tecnologías, la inflación creciente y el resquebrajamiento del sistema monetario internacional en el que el dólar ha perdido peso como moneda única, nos invitan a evaluar un futuro con criptomonedas en el día a día.


Bitcoin y blockchain: las preguntas y respuestas para entender de qué se trata

Existen más de 10.000 criptomonedas, cada una con sus características y reglas de emisión, pero hay una, el bitcoin, que por ser la primera y más exitosa, ha sido el modelo de referencia y desarrollo de todas las demás.

En 2009, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, una persona o grupo de personas (no existe ningún tipo de certeza al respecto) publicó el documento fundador del Bitcoin, en el que se planteaba la idea de un sistema de pagos digital y seguro en el que no hubiera intervención de terceros entre quien compra y quien venda.

¿Cómo es esto? Cuando compramos, por ejemplo, con una tarjeta de débito, entre nosotros y el comercio interviene una entidad financiera que resguarda que la transacción sea segura y que cobra una comisión por ello.

La red Bitcoin elimina el intermediario y, por lo tanto, la comisión de transacción.

Y si no existe un intermediario, ¿cómo es que la red es segura? El rol del intermediario es suplido por todas las computadoras conectadas a la red Bitcoin, que validan las transacciones a través de la resolución de complejos algoritmos criptográficos.

Aquí es cuando aparece la famosa blockchain, o cadena de bloques. Simplificando, la blockchain es como un libro contable, y los bloques son como sus “hojas”, en el que todas las computadoras de la red registran las transacciones que se van realizando.

Cada bloque puede contener, aproximadamente, el registro de unas 2.000 transacciones. Una vez que el bloque se completa, se sella y se añade al bloque anterior, formando una cadena.

La clave de la seguridad está en que cada bloque incluye en su registro un código único y el del bloque anterior. De esta manera, si se intenta modificar un bloque, necesariamente deberán cambiarse todos los anteriores, lo cual requeriría de una potencia computacional que hoy no existe.

[quote width="auto" align="none" border="#013e76" color="#59a3d9" title=""]¿Y quiénes son los que mantienen conectada la red? Cada vez que una persona realiza una transacción con la red Bitcoin, la mantiene operativa. Sin embargo, es necesario que existan computadoras conectadas a tiempo completo para que la operatividad sea viable.[/quote]

Quienes mantienen con vida a la red las 24 horas son los famosos “mineros”, pero ¿cuál es su incentivo?

Nakamoto determinó que la única forma en que se creen bitcoins es a través del proceso de validación de las transacciones, llamado “minado”. Las computadoras más rápidas en procesar la información son las que se llevan el premio. Esto asegura que la red siempre esté disponible y, además, con tecnología de avanzada.

¿Pero no hay otra forma de obtener Bitcoins? Sí. Hoy se ha transformado en un activo financiero, que como cualquier otro, puede comprarse en el mercado pertinente. Pero sólo se pueden comprar los que ya han sido minados y volcados al mercado.

El programa escrito por Nakamoto determina que solo habrá 21 millones de Bitcoin y, dada la tasa de recompensa y la velocidad de transacciones, el último debería aparecer recién en 2140, es decir que, a diferencia del dinero fiat, su emisión tiene un límite.


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