Por Danny Canales

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Foto: El repunte de las construcciones de alturas han dinamizado ese sector en Honduras; este año se espera un repunte del 10%. (Imagen cortesía istockphoto).

La capital hondureña se apunta a la modernidad y le apuesta a las torres de apartamentos con las que procura concentrar a la población lo más céntrico posible.

En la actualidad Tegucigalpa tiene en desarrollo 15 proyectos inmobiliarios, según la Gerencia de Control de la Construcción (GCC) de la municipalidad.

Podrían haber más torres en construcción pero en los últimos meses se rechazaron diez solicitudes de permiso por irregularidades en los terrenos o porque en algunas regiones no hay servicios públicos básicos disponibles.

La mayoría de obras inmobiliarias de altura de la capital hondureñas son para clase media, media alta y alta que se ofrecen con financiamiento bancario. Las cuotas son de hasta $1.500 mensuales.

Por su parte, en los últimos tres años se erigieron más de 20 desarrollos de altura, lo que muestra ya un cambios en la tendencia de los hondureños que, al igual que en toda la región, se caracterizaban por vivir en residenciales horizontales.

Las zonas que concentran estos proyectos son Lomas del Guijarro, Lomas del Mayab, San Ignacio, La Cumbre y en la salida a Santa Lucía.
Muchos de los edificios en marcha tienen más de diez pisos. Por su altura, este tipo de obras debe cumplir una serie de disposiciones técnicas de seguridad, previendo los movimientos sísmicos que caracterizan a la región.

Si bien el refuerzo sísmico encarece la construcción, la economía a escala que representa construir un importante número de apartamentos en una torre, compensa esa inversión adicional.

Generalmente son torres de usos mixto, que incluye apartamentos y comercio, estos últimos ubicados en las plantas baja de los desarrollos.

Poblar el centro comercial es política positiva que impulsan las capitales de la región en procura de solucionar los principales problemas que enfrentan.

Con ello no solo se busca solucionar la demanda de vivienda sino que también se ataca la movilidad, pues se hace cada vez menos necesario el uso de autos particulares o transporte público para desplazarse a sus lugares de trabajo.

También se aprovecha la infraestructura y servicios que están siendo subutilizados en el centro de la capital como energía, conexiones tecnológicas, disposición de agua, entre otros.

Otro punto favorable de esta política es que reactiva el mercado de la construcción y por ende la economía en general y el empleo.

La municipalidad también se ve favorecida por el aumento del recursos ante el crecimiento de las patentes comerciales y permisos de construcción. La legislación de ese país contempla que cada proyecto paga un impuesto de un 1% del costo total de la obra.